Continuando el viaje desde el Gran Cañón y la Ruta 66, donde lo dejaron las Thelma y Louise originales, llegamos a la locura de Los Ángeles. Una ciudad diseñada para y por el coche. Es casi imposible dar cuatro pasos seguidos. Las autopistas de entre 5 y 7 carriles dominan la ciudad. Como dije en mi anterior post, creo que es la única ciudad del mundo en la que no conseguí orientarme en todo el tiempo que estuvimos. ¿Alabado sea el GPS!