Continuando desde las Vegas, hicimos un alto del camino en Seligman, el pueblo donde más tarde pasaríamos la noche, para dejar las maletas, comer la mejor hamburguesa de mi vida (¡¡¡muy hecha o poco hecha me preguntaron, como si fuera un solomillo!!!!) y descapotar el coche para subir a ver el Gran Cañón por su parte sur.