Después de visitar San Francisco, dos aficionadas al vino como nosotras no podíamos dejar de visitar el Valle de Napa. Una carretera de doble vía recorre todo el valle en una sucesión de bodegas, viñedos y pueblecitos pintorescos. Todo muy cuidado, es una pena que aquí no se le de la importancia que tiene al entorno. En Napa no se ven grandes edificios ni aberraciones urbanísticas. Lo que si se ve es un turismo de calidad dispuesto a disfrutar del vino y la gastronomía en un entorno idílico.